El imperialismo norteamericano es el
enemigo más grande que ha tenido la humanidad y como tal, no hay que
subestimarlo. Sólo un pueblo consciente de a qué se enfrenta, de cuáles son los
verdaderos peligros, estará dispuesto a darlo todo para ganarlo todo.
El año pasado fue de crecimiento
económico en términos relativos para los gringos, en comparación con sus
principales competidores. Mientras que las economías de Alemania, Rusia, China
o Japón, experimentaban estancamientos, debilitamiento o crecimientos mucho
menores a los años anteriores, los EEUU aumentaron su PIB en términos mayores a
los cuatro años previos. Esto le da, en el terreno de batalla, una ventaja
sustancial para avanzar sobre sus rivales. Entienden que no es el momento de la
defensiva y han decidido pasar a la ofensiva. Cumplieron sus metas con la
penetración directa y criminal sobre la política ucraniana el año pasado y ya
antes lo habían hecho de una manera más terrible en Libia. Así que, sobre cada
crecimiento en dinero, viene un crecimiento de sus aspiraciones y con las
victorias económicas vienen las victorias políticas. Lo que parece difícil para
ellos es conseguir la política de la victoria.
Ahora bien, tomando en cuenta el
debilitamiento del Gobierno de Maduro, tanto por las dificultades económicas
como por la deslegitimación de muchos burócratas y corruptos en el poder, suena
lógico que lo que busque el imperialismo sea el posicionarse en contra de un
enemigo que tiene la pata coja y que dentro de poco deba medirse electoralmente
para el parlamento. Si el Gobierno de Venezuela ha tenido que ceder en los
últimos dos años en varias posiciones de izquierda, ante la arremetida de la
derecha y el consecuente debilitamiento propio, lo más seguro es que los
yanquis busquen, antes que martirizar a un enemigo, ganar terreno sobre él.
Ellos saben que pueden perder mucho
si invaden de golpe. ¿Qué pasaría con los pozos petroleros? Lo que es hasta hoy
petróleo seguro, tal vez mañana no lo será. Aunado a ello el Gobierno de Maduro
está debilitado, por lo que no deberían martirizarlo; ese es un cálculo que
deben tomar en cuenta.
Sin embargo, aunque la intervención
directa no sea lo más probable, ya el imperialismo ha demostrado que muchas
veces emplea la fuerza descomunal para dar lecciones “morales y políticas” a
pequeños países y pueblos que lo adversan.
Pero no veamos la invasión sólo desde
la perspectiva del ataque fugaz, directo. Recordemos las ya muchas injerencias
que se han dado con la estrategia de guerra de baja intensidad. Más allá de
eso, tomando en cuenta que constantemente se encuentran
cambiando su táctica, de las cuales, el mejor y más criminal ejemplo de ello es
el EIIL (organización criminal llamada Estado Islámico de Irak y el Levante),
el cual fue impulsado, luego de derrotas de años en Irak, por los mismos
gringos y sus aliados de Arabia Saudita, supuestamente en contra de ellos, con
un discurso altamente fundamentalista y pro islámico, recogiendo el sentir de
gran cantidad de iraquíes y luego accionando en contra de los pueblos y a favor
de los intereses imperiales. No perdamos de vista, que el imperialismo toma
decisiones bien pensadas.
Y precisamente, por lo bien pensadas,
sacan todo el cálculo necesario para sentirse seguros a la hora de dar un paso.
Aunque su gran debilidad es que se equivocan cuando subestiman los poderes
creadores de la clase trabajadora y de los pueblos oprimidos. Son cálculos a
los que ellos no le llegan puesto que el lente con el que miran la realidad es
completamente distinto al nuestro. Somos obreros y marxistas, tenemos la
práctica de nuestro lado, la dialéctica nos permite llegar a conclusiones
superiores a su visión dominadora de las cosas. Sin embargo, a pesar de ello,
calculan siempre, y muchas veces no se equivocan, por lo tanto, no los debemos
subestimar. Decir que están vencidos o que no saben lo que hacen es caer en la
demagogia y en el triunfalismo. Con el poder mundial del capitalismo no se
juega, se lo debe combatir seriamente.
Así que, si su primera táctica es la
de ejercer presión y avanzar políticamente, ya los Estados Unidos están
asumiendo abierta y descaradamente, ser la cabeza de la oposición venezolana,
ya que adoptan la tarea de elevar las consignas políticas de la derecha,
mientras ésta se limita a lo reivindicativo, a quejarse por la escasez de los
productos o porque le callaron la boca a uno de sus diputados en alguna
discusión sin importancia de la Asamblea Nacional.
Y ante ello, ya sabemos el camino, la
organización de todo el pueblo, las milicias, comunicación y construcción de un
músculo político revolucionario que sea capaz de aglutinar las fuerzas del pueblo, no para unas elecciones sino
para una posible resistencia.
También se debe plantear la lucha interna, el diseño de una verdadera concepción geo-estratégica del territorio venezolano, pues poseemos más de 2.900 kilómetros de frontera terrestre plagados de contrabando, corrupción militar, control paramilitar y quiebre de una economía productiva, en la cual no sólo se expresa la fuga de capital, sino la toma del pueblo como base práctica de la reproducción de un modelo parasitario, donde se da una ruptura con las condiciones para la organización de la clase trabajadora, pues no hay patrono visible, ni vinculación con los medios de producción, mucho menos desarrollo de las fuerzas productivas, sólo el afán de lucro, compra, venta y ganancia. He ahí la importancia a mediano plazo de la construcción del partido revolucionario, como herramienta fundamental de la clase trabajadora para asumir la vanguardia de la revolución.
También se debe plantear la lucha interna, el diseño de una verdadera concepción geo-estratégica del territorio venezolano, pues poseemos más de 2.900 kilómetros de frontera terrestre plagados de contrabando, corrupción militar, control paramilitar y quiebre de una economía productiva, en la cual no sólo se expresa la fuga de capital, sino la toma del pueblo como base práctica de la reproducción de un modelo parasitario, donde se da una ruptura con las condiciones para la organización de la clase trabajadora, pues no hay patrono visible, ni vinculación con los medios de producción, mucho menos desarrollo de las fuerzas productivas, sólo el afán de lucro, compra, venta y ganancia. He ahí la importancia a mediano plazo de la construcción del partido revolucionario, como herramienta fundamental de la clase trabajadora para asumir la vanguardia de la revolución.
Sin embargo, en lo inmediato es
necesario buscar unir todo el poder de la clase trabajadora y el pueblo
explotado, en un sólo cuerpo, con poder y autonomía, que represente los
intereses clasistas populares y que sobre aspiraciones individualistas,
económicas, sectarias y burocratistas, se erija como una gran fuerza en el
corto plazo. Es necesario levantar un gran frente popular para la resistencia
antiimperialista y una propuesta interesante para tomar en cuenta es el UPRA,
Unidad Popular Revolucionaria Antiimperialista.
A fin de cuentas, de lo que se trata
es de conseguir lo que hablaba el che, ser lo suficientemente fuertes para ser
lo suficientemente caros como para que el imperialismo no nos ataque porque
sería una gran pérdida económica y ellos todo lo llevan a la rentabilidad. Por
algo, luego del desastre de Bahía de Cochinos, nunca se atrevieron a invadir a
Cuba directamente.
Por otro lado, estuvo muy bueno el
ejercicio cívico militar del día sábado 14 de marzo, sin embargo es necesario
que haya una verdadera sistematización para que el avance en ese sentido sea
real. Se notaba un gran desorden de parte de las fuerzas de seguridad, una
vinculación con los sectores del pueblo muy desorganizada, una presencia del
PSUV que hace gala a su verdadero papel, que es el de ser una maquinaria
electoral y no un organismo de vanguardia en la movilización y la batalla de
las ideas. Que este ejercicio sea el primer paso de una dirección
verdaderamente popular y militar, donde las decisiones tácticas y estratégicas
sean tomadas por gente del pueblo y de los militares. Ya sabemos que los
militares no tendrán sólo ellos la capacidad para resistir como debamos
resistir, ni tampoco las herramientas de construcción, análisis y
sistematización como sólo la vanguardia revolucionaria y las masas del pueblo,
lo sabemos hacer. Se tienen que convencer las altas esferas del poder político
y militar, que la estrategia de resistencia debe ser conjunta (verdaderamente
conjunta) puesto que todos podemos perder todo. No le tengan miedo al pueblo, a
la verdadera democracia popular, la cual no niega el carácter operativo para
tomar las decisiones de lucha y batalla cuando se deben tomar. Sólo de esa
manera se verá convencido el pueblo a pelear y defender su tierra. De lo
contrario se corre el riesgo de que el pueblo no salga a la calle no sólo por
miedo, sino porque al no creer en la vanguardia del Gobierno, pensar que
seguirán robando, muchos dirán que no saldrán a dar el pecho para que los
corruptos sigan en el poder. La única manera es que la gente se convenza en la
práctica, que si nos toman en cuenta y que si vamos a morir por la Patria será
de manera consiente porque también tomamos las decisiones y porque eso
significaría un verdadero paso a la construcción del socialismo y una vida
mejor.
Finalmente para resumir, es necesario
construir rápidamente canales de comunicación y organización de las grandes
masas del pueblo, la clase obrera y campesinos, a través fundamentalmente del
frente de resistencia antiimperialista. Segundo, es importante que las
autoridades entiendan (sobre todo la casta militar) que sólo tomando en cuenta
las posiciones del pueblo, para tomar decisiones, habrá una respuesta
contundente y certera de apoyo del pueblo por la revolución. Y tercero, nada
hacemos si nos organizamos de manera cortoplacista, sin tomar en cuenta la
necesidad que tenemos todos los sectores del pueblo explotado, por construir de
una vez por todas, en verdadero partido de la revolución socialista!
Como dijo el Che: ¡Al imperialismo
norteamericano, ni un tantito así!
¡Trabajo y Patria!
¡Socialismo ya! ¡Venceremos!